lunes, 1 de noviembre de 2010

El incierto propósito de los eventos culturales

Raquel Herrera escribe en su blog acerca de algunos "vicios" comunes en los eventos culturales, más concretamente en jornadas de debate, conferencias, talleres u otro tipo de actividades de tipo divulgativo.

De entre sus ideas, extraigo tres puntos me dan pie para tratar algunas cuestiones, a saber:

1. La proliferación de ponentes con escasas dotes comunicativas o con tendencia al efectismo visual vacuo.

Este tema me empezó a obsesionar allá por mi primer año como universitario: ¿cómo es posible que un profesor / conferenciante se dedique a leer lo que lleva escrito en unos folios? ¿Cómo puedes invitar a dar una charla a alguien incapaz de hablar en público o reacio a hacerlo? En este aspecto, la Universidad tiene un problema serio: no diferencia a docentes de investigadores. En la práctica, esto significa que los estudiantes están obligados a tragarse a teóricos excelentes con una capacidad de comunicación nula mientras se pierden a grandes profesores que no han satisfecho los requisitos del filtro académico. Filtro, por cierto, curioso donde los haya, fundamentado en criterios cuantitativos: el objetivo del aspirante a profesor es acumular estancias de investigación, comunicaciones en congresos y artículos en publicaciones científicas, sin importar lo más mínimo la calidad de los citados méritos (que así los llaman)... Pero esa es otra historia.

2. La tendencia a ignorar el tema a tratar en unas jornadas y que cada conferenciante acabe hablando de lo que le da la real gana.

Esto puede parecer anecdótico, pero es realmente preocupante. Las conferencias no deberían ser organizadas para el lucimiento personal de quienes las imparten, sino para favorecer un debate productivo que redunde en beneficio de todos. Concebirlas como medios para que los invitados puedan añadir una línea a su currículum o desahogarse públicamente es, en mi opinión, una tomadura de pelo.

3. El creciente número de eventos "meta", dedicados a hablar del cómo ignorando el qué, a abordar el proceso descuidando el objeto (habla Raquel, en este punto y a modo de ejemplo, de los encuentros dedicados a analizar la gestión cultural sin atender a los propios contenidos culturales).

En este sentido, la pregunta que hay que hacerse es la siguiente: ¿cuál es el propósito de las actividades culturales? A menudo, ni siquiera sus organizadores tienen claro para qué convocan debates en los que nadie debate o conferencias que nadie escucha.

Puede parecer una exageración, pero muchos sabemos que no lo es. ¿Qué sentido tiene que todos los asistentes a una ponencia sean universitarios que van a "ganarse" un crédito de libre configuración o, peor incluso, estudiantes de la ESO obligados a ir?

En ocasiones, se llega a extremos incomprensibles. Sin ir más lejos, a principios de octubre me llegó información sobre unas jornadas organizadas por el Consello da Cultura Galega bajo el título de "Arte + Grandes Eventos". El programa era interesante; el calendario, "curioso" -miércoles y jueves a partir de las 10,30h-; no se preveía ningún tipo de cobertura online y, a día de hoy, ni siquiera están colgados en la red los vídeos de las intervenciones. Yo sólo puedo hacerme una pregunta: ¿había realmente alguna intención de favorecer el seguimiento y la participación en las jornadas?. Un miércoles a las 11 de la mañana, por lo general, la gente está trabajando; si no habilitas una forma alternativa de acceder a los contenidos, ¿qué pretendes? Con decir que les mandé un mail hace tres semanas, preguntando si iban a subir los vídeos, y no me han contestado...

Es la historia de siempre. A final de año las instituciones tiran de archivo, recordando la cantidad de actividades organizadas y la importancia de los ponentes invitados, como el niño que exhibe los cromos de su álbum. ¿Es esto promover el acceso a la cultura? Lo siento, pero no; y no podemos achacar esta situación a la falta de medios, porque a día de hoy no ese no es el principal problema.

Es necesario definir claramente los objetivos, formular las preguntas adecuadas, abandonar la retórica grandilocuente en torno al papel del arte y la cultura para comenzar a gestionarlos de una manera socialmente productiva. Afortunadamente, muchos ya se han dado cuenta.

2 comentarios:

  1. Yo contribuyo con dos puntos de vista muy personales.

    A los investigadores vale la pena escucharlos y leerlo y no deben ser ni apelar a ningún tipo de espectáculo para ser buenos en su contenido y su trabajo. Si un investigador hace lo que los anglos llaman un lecture, es perfectamente válido e interesante, no necesita dotes de showman pues su labor es investigativa. El público ha de ser consciente de eso y no solamente esperar que lo satisfagan. Esto no es televisión.

    2. Frecuentemente cuando los conferencistas terminan hablando ¨de lo que se les da la gana¨ es porque el evento no ha sido claro con ellos, no ha habido una discusión o reunión previa en la cual el conferencista tenga claro el propósito y contenido del evento, así que habla de lo que sabe o de lo que habla siempre, asumiendo que es por eso que lo han llamado, pues no le queda otro remedio.

    también lo organizadores se limitan a llamar po teléfono y pedir conferencias pero pocas veces explican o dan contexto de lo que el evento es o lo que busca.

    Mis conclusiones son simples: no todos los conferencistas han de ser showmen o magos de la comunicación, no todos los gestores cumplen su labor correctamente.

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  2. A ver... Yo en ningún momento digo que el conferenciante tenga que ser un showman... Digo, literalmente, que no puede ser una persona "incapaz de hablar en público".

    Si escribes muy bien pero te expresas fatal en público, me compraré tu libro con mucho gusto, pero agradeceré que me hable de tus teorías alguien que me las sepa transmitir. Un buen discurso mal expresado pierde parte de su interés, como es lógico. Si has sufrido a un profesor brillante escribiendo pero negado para la oratoria sabrás a lo que me refiero... No olvides que el cometido de un docente es orientar y transmitir ciertos conocimientos y métodos a sus alumnos. Si no es capaz de hacerlo, por muy inteligente que sea y muchas cualidades que tenga, está fallando.

    En lo de los gestores, te doy la razón, no es raro que planteen mal este tipo de eventos (de hecho, esto se critica en el post)... Pero mantengo que a veces está muy claro el tema a tratar y el conferenciante te habla de su prima de Cuenca con total impunidad... Eso lo hemos visto hacer todos...

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